









Grietas es la encarnación del dolor de seguir adelante, incluso cuando nuestras heridas están expuestas. Es una oda a la vulnerabilidad: la fragilidad de la soledad, el peso invisible que cargamos dentro y la guerra silenciosa que libramos para mantenernos unidos. Este editorial captura la belleza de romperse, pedazo a pedazo. El grito susurrado detrás de los labios cerrados, las lágrimas que tragamos para que el mundo no nos vea caer. Es el deshilacharse del yo bajo la piel pulida, donde cada grieta cuenta una historia de supervivencia. Seguimos caminando —no enteros, no sanados— sino con las grietas que nos definen, las fracturas que dan forma a lo que somos. Esto no se trata de ser perfectos. Se trata de ser reales, crudos y resilientes.